Han cambiado el farol y el capote por la linterna y un uniforme
identificativo, pero su misión sigue siendo la misma. Ahora en lugar de
un manojo de llaves van equipados con un potente radioteléfono y
patrullan las calles como lo hicieran hace más de 150 años sus
antecesores en el puesto. Se trata de la figura del sereno de barrio, que regresa a las calles de Baleares actualizada
y ,de la mano de una compañía de seguridad privada, para dar respuesta
al aumento de robos que se está produciendo por la crisis.