Un patrimonio de espaldas a la tecnología
La tecnología se llama RFID, un chip pasivo que se acopla sin crear alteración en el objeto de cualquier material, apenas detectable. Esto permite establecer un perímetro de seguridad y en cuanto el objeto lo abandona es detectado por una serie de sensores que hacen saltar la alarma. De ese modo, la empresa de seguridad encargada de la vigilancia de un decomiso, un arsenal de explosivos o un patrimonio artístico de envergadura sabría al instante que se está desplazando del lugar.
La aplicación está siendo desarrollada en la actualidad por Tracing Tech,
una empresa pontevedresa de innovación que negocia con gobiernos y
empresas de seguridad privada con necesidades logísticas y de control en
el campo armamentístico y de seguridad. Un experto en
telecomunicaciones y proyectos de I+D, Jaime Barreiro, está detrás de la
firma, que cuenta con el asesoramiento de funcionarios de la ONU
especializados en el control de armas ligeras, explosivos y política de
seguridad pública, entre los que se encuentra Miguel Barreiro. La
seguridad en depósitos de armas, arsenales militares e incluso decomisos
es buena, pero no efectiva al 100%, según explican en la empresa. A
veces se producen robos o se echa en falta algo en los inventarios. De
una conversación entre los hermanos Barreiro surgió la idea de cubrir
una necesidad; un proyecto de I+D que mejorara el control y la
trazabilidad de las armas.
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