En
sólo 7 segundos el ladrón evalúa a su presa. Hay señales emocionales
que marcan a las personas ante los delincuentes, de acuerdo con su forma
de caminar o si van distraídos. La mirada fija hacia abajo o hacia
arriba hacen a las personas más vulnerables. Hasta la tensión y el
cansancio lo detectan los carteristas y atracadores.
Tal Cual.- Opuesto
a la creencia popular de que una mujer vestida de una forma provocativa
estimula a su potencial agresor, "los hombres que llevan trajes caros
también invitan a ser robados".
No
obstante las prendas de vestir, lo más importante es la condición
emocional en que camina la gente y cómo puede enviar múltiples señales a
los criminales sin darse cuenta, y éstos, sólo necesitan segundos para
evaluar a su presa.
"Los
carteristas y violadores emplean entre siete y diez segundos en valorar
a su presa potencial. Por lo tanto, una de las claves para disuadirlos
es moverse con actitud de alerta, confiada y resuelta", dice Harold
Bloomfield en su obra Vivir seguros en un mundo inseguro.
Aunque
en este momento se piensa que cualquier cosa puede ser una incitación a
los delincuentes y los expertos advierten sobre evitar portar joyas y
prendas costosas o celulares caros porque la realidad demuestra a diario
que llevar un reloj de marca expone a las personas a la criminalidad,
la propia energía emocional emana pistas para quienes están atentos a
ellas, y es entonces cuando cobra mayor interés prevenir el peligro.
"Cuando
uno se siente tenso o cansado, tiene el doble de probabilidades de ser
elegido por un predador como objeto de una agresión verbal o física, y
usted podría encolerizarse el doble al salir perdiendo de una discusión o
encontrarse con que desvía sus frustraciones hacia objetivos más
débiles, como un hermano menor o uno de sus hijos o un empleado", o su
pareja, asegura el autor.
Entre
las señales que hacen a las personas más vulnerables se encuentra la
mirada fija hacia abajo (el piso) o hacia arriba, "lo que quiere decir
que se está preocupado".
También,
caminar con paso lento respecto a los demás o cambiar de mano un bolso o
maletín, así como ir escuchando música con los audífonos puestos o ir
sentado en los colectivos leyendo un libro, o "cualquier cosa que
parezca que vamos distraídos", afirma Betty Grayson, investigadora
neoyorkina citada por Bloomfield.
Los
delincuentes a veces preguntan direcciones a sus posibles víctimas, la
hora, o bien les piden dinero. Acto seguido, y dependiendo de la
reacción de las personas, deciden atacar o no.
"Por
lo tanto si usted se muestra excesivamente amable hasta el punto de
parecer sumiso o nervioso, quizá su agresor valore su actitud como
indicación de que es una víctima fácil".
Evaluación a Vuelo de Pájaro.
A qué atienden los agresores:
1) prestan una cuidadosa atención al lenguaje corporal de la posible presa;
2) se sienten instantáneamente atraídos por su víctima potencial;
3) piden dinero o la hora, e incluso pueden parecer vendedores ambulantes en las colas de las autopistas;
4)
valoran en cuestión de segundos el tono de voz, observan el movimiento
de los ojos, la tensión muscular, la respiración, la postura, y lo que
llevan puesto las personas (prendas, ropa);
5) e inventan historias para distraer mientras se preparan para atacar.
Por eso, evitar colocarse en la línea de atención de los asaltantes y violadores es vital.
Los
estudios de Grayson le han permitido determinar que "la mayoría de
nosotros somos capaces de detectar las señales de peligro potencial a
partir de muchas claves diferentes", y sin duda tiene sentido como regla
general "no acercarse a menos de dos o tres pasos de un extraño cuando
se está a solas", y "si tiene que pasar cerca de alguien que está de pie
en un portal o apoyado contra un poste de luz, árbol o carro, cambie
elegantemente de dirección".
O
si la persona siente algo raro de alguien que viene de frente, pues hay
algo raro que están detectando sus sensores y definitivamente hay que
pasarse a la otra acera.
Y
si alguien le advierte a la persona sin preguntárselo: "no te voy a
hacer daño", hay que retirarse con paso firme porque nadie pidió la
explicación.
Fuente:
Marianella Durán
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