“Los directivos con ideario de corte feudal tienden a agruparse entre sí, evitan proporcionar información que pudiese poner en peligro su hegemonía y gozan de importantes privilegios. Y, como las prebendas que consiguen pueden resultar un poco injustas a ojos del personal como contrapartida por el trabajo que realizan, prefieren que la información relacionada con sus concesiones y excesos permanezca en la dimensión desconocida”
“En esta circunstancia, los empresarios pierden
dinero tanto si se plantean despedirlos e indemnizarlos, como si deciden
aguantarlos con esta actitud: los dos casos son ruinosos para la
empresa”
Dicho estudio pone de manifiesto la
existencia de una serie de indicadores que reflejan numerosas
coincidencias entre los patrones de la rígida estructura piramidal que
predominaba en las sociedades feudales de Europa Occidental en la Edad
Media y las pautas organizativas de trabajo que imperan en la mayoría de
grandes organizaciones en la actualidad, donde los directivos son los
vasallos propietarios del feudo (la empresa), reportan al rey (el
empresario o el comité de accionistas) y se mantienen en un estatus
superior al de los campesinos y siervos (los trabajadores subordinados).
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