20 jun 2011

El 19-J invade las calles de España


 Y el 19-J superó al 15-M. El movimiento de los indignados, que empezó como una reacción espontánea ante “las injusticias” del sistema socioeconómico imperante hace algo más de un mes; que siguió siendo un campamento-protesta; y que terminó diversificado en asambleas de barrio y alimentado en las redes sociales, volvío a demostrar ayer su vitalidad y, sobre todo, su gran capacidad para canalizar los sentimientos de hartazgo, desencanto, frustración e incomprensión de una parte importante de la población española.


Por lo que ocurrió en las principales ciudades de todo el país, donde se concentraron en sucesivas manifestaciones, más de 200.000 personas (entre 37.000 y 42.000 en Madrid, según el cálculo realizado para EFE por la empresa Lynce; en Barcelona 98.000, según las estimaciones de este diario, 75.000 según el ayuntamiento y 50.000 según los Mossos; 25.000 en Valencia, 16.000 en Galicia, según los primeros datos de la policía local; 15.000 en Palma; 5.000 en Sevilla; 30.000 en Canarias...), parece que la gente ha entendido perfectamente que los incidentes violentos ocurridos en los días pasados junto al Parlamento catalán no tienen nada que ver con el movimiento 15-M, que había llamado a la movilización de los indignados de todo el país y que cobró un especial protagonismo en Barcelona por aquellos antecedentes y el multitudinario seguimiento de la protesta.

En las movilizaciones de Barcelona, las agresiones e insultos a los diputados catalanes desaparecieron del imaginario colectivo, tras un recorrido festivo en el que no se produjo ningún incidente. El movimiento había pedido a los violentos que no se presentasen a la cita. Y así ocurrió. El servicio de orden interno mantuvo un control estricto a lo largo de la manifestación, informa Jesús García. El único incidente de la manifestación se produjo cuando dos agentes de los Mossos d’Esquadra de paisano fueron descubiertos. Algunas personas les increparon, pero los responsables de seguridad del colectivo les pararon los pies y los policías se fueron del lugar hacia sus furgonas.

"En caso de ver a un violento, hay que intentar dialogar y, si no nos hace caso, nos sentamos pacíficamente en el suelo y le señalamos".

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