2 may 2012

El Vigilante Que No Podía Ser Autónomo



Después de trabajar tantos años como vigilante de seguridad cada vez  estoy más convencido del negocio que supone la seguridad privada para unos pocos, la cuestión es que en la gran mayoría de los oficios profesionales te puedes hacer autónomo, pero ¿Qué pasaría si un vigilante pudiera acogerse en de este régimen especial de la Seguridad Social? La respuesta es muy sencilla que se le acabaría el chollo a todas las empresas de seguridad las cuales  en su gran mayoría están controladas por “familiares de políticos”,  grandes mandos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado; por no hablar de muchos mandos militares que se reparten la gran tarta (dinero) que supone la gran mentira de este sector en España.
Yo lo que propondría al Ministerio del Interior es que creara un uniforme para todos los VS que se quieran hacer autónomos y puedan así trabajar por su cuenta,  directamente con los clientes, al igual que hacen los camareros, albañiles, camioneros, etc.…  la propuesta es buena pero jamás podrá llevarse a la practica por las múltiples excusas que pondría el gobierno para que así no les fastidiemos su chiringuito.
¿Por qué? Pues porque todos los que nos dedicamos a esta profesión nos haríamos autónomos y podríamos cobrar la hora como mínimo a 14 euros, como se está pagando en muchos sitios, y podríamos también trabajar para dos o tres empresas de seguridad, además de organizarnos nuestra vida a nuestro antojo.
Si echas 200 horas (que vigilante no las ha echado alguna vez) podrías ganar la friolera de 2.800 euros, que siendo generosos 800 podrían ir a la Seguridad Social y aun así nos quedaría un sueldo que a día de hoy es inalcanzable para nosotros e ingresaríamos una buena cantidad de dinero a las cuentas públicas.
Pero que las empresas estén tranquilas por que esta medida nunca se llevará acabo y los más de 200.000 vigilantes que hay en nuestro país seguirán siendo CASI mil euristas para desgracia nuestra y beneficio de los insaciables empresarios que están malditos por su sed de dinero.
Satara

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