Se vuelve a oír hablar de "traición" o "rendición" de los sindicatos, a la vez que vuelven viejas cantinelas como son el desprestigio de los sindicatos, la baja afiliación, el recuerdo al tiempo de la épica sindical, etc. En fin, vuelve la crítica fácil a los sindicatos muchas veces a partir de ejercicios teóricos y otras derivadas de la ignorancia o también la mala fe.
No quiero entrar a explicar las bondades del acuerdo al que nos referimos, creo que el artículo de Joan Coscubiela en Nueva Tribuna "Una primera lectura de los Acuerdos CCOO, UGT y CEOE" es bastante claro al respecto. Prefiero referirme más al marco en el que se da el acuerdo para relacionarlo con las criticas.
Algunas acusaciones hablan, como si fuera cosa hecha, de la continua marcha atrás del sindicalismo confederal en los últimos tiempos. Es una afirmación que los hechos rebaten de forma evidente. La afiliación sindical, al menos en el caso de CCOO, tiene una trayectoria en ascenso, y el sindicalismo de carácter confederal, el de CCOO y UGT, sigue teniendo un amplísimo apoyo electoral en las Elecciones Sindicales, elecciones en las que se da una amplia participación de los trabajadores, muy por encima en relación a las elecciones políticas.
Habría que dejar muy claras las diferencias entre la acción sindical y la acción política. El sindicalismo conlleva la gestión cotidiana del conflicto social, desde los centros de trabajo, en la negociación sectorial, hasta llegar al ámbito confederal. La acción sindical conlleva no quedarse quieto ante situaciones que no gustan, sino enfangarse para conseguir lo mejor posible para los trabajadores que se representa. Es decir el trabajo sindical no permite abstenerse en situaciones difíciles para dejar tranquila y pura la propia conciencia, sino que la pureza de conciencia no cuenta ante la necesidad de defender lo mejor posible, a veces con costes, las condiciones de los trabajadores representados. Y la acción sindical también conlleva, a veces y en momentos difíciles, ceder en determinados aspectos para garantizar objetivos más importantes que también están en juego. Esto es en parte lo que ha pasado en el acuerdo actual, se puede perder en salario, a pesar de evitar la congelación, pero se garantiza que lo más fundamental, y que estaba en peligro, como son los marcos propios de la negociación, o el establecimiento y regulación de formas de flexibilidad interna participada, que eviten despidos, puedan ser elementos dejados a la arbitrariedad empresarial.Leer más...